Las semanas nos pisan los talones,
y nosotros pisamos un mes sin olfatearnos las heridas.
Agosto.
Agosto sordo que una vez acunaste nuestros sueños devenidos en primavera.
mes con aroma a salmón rosado,
sabor a vino tinto y recuerdos flamencos.
Mes de encuentro.
Un español con trazos azulados nos enseñó a darnos la mano,
y así hicimos el amor
hasta que la psicosis de un toque de piano
te puso a dudar si fuimos lo que quisimos el uno del otro.
Supiste que el amor es un calor intenso
que te consume por dentro hasta devorar lo mejor de ti
y sacarlo afuera de la peor manera,
desanimado,
sin un vínculo que conecte tus noches con mis mañanas.
Sos el espacio vacío entre la cena y el desayuno,
un clonazepan a las 3 de la mañana,
todos esos discos que no volveré a escuchar
para no recordar que un día te quise cómo jamas me quise a mi.
Agosto.
Agosto que nunca fuiste chocolate
Mes sin prisa, te apuraste... y nos fuimos sin despedirte,
sin mirarte de frente para decirte la verdad:
Que nunca nos quisimos, que fuimos presos de una condena inventada por la pasión.
El arte de querernos nos queda grande y quedamos con el amor en previa
Hoy el destino se nos ríe a carcajadas.
Si la vida esta hecha de poesía,
como dice Borges,
la próxima vez que mires a la luna a los ojos
seré yo la que te diga que no.