Todas tus guerras perdidas te dejaron lunares en la espalda
los recorro uno a uno, incesante,
hasta hacerlas completamente mías.
Quedaste limpio como un pájaro recién bañado
y con el pico refregándome en la panza,
pero no daré la vuelta a verte.
Los mejores errores son aquellos
de los que no te queres arrepentir ni arrepentido;
y un poema que no te gusta no lo asesinas,
se lo edita hasta que mejora.
Me emborracho y vomito poesía,
es la manera más decente que he encontrado para escapar de tus besos,
y sobre besos hay mucho escrito.
Amar, esa desbordada sensación de saciedad
y de terror análogas.
Nos engañan en la cara, y no nos cuestionamos.
El amor no existe, dijiste,
"es un estado que no todos alcanzamos".
Y desde ese momento no exististe para mí.
Porque cuando hay amor, no existe razón.
Tus ojos son las dos últimas puñaladas que necesito para acabar conmigo.
Y si no me salvo de tu vida,
que la poesía me salve de la muerte.