Suena el último color de la madrugada,
escucho crujir el azulado cielo que embeleza la luna...
Nos
vamos
esfumando
sin
clamor.
Veo la melodía del jazz vibrar sobre mi piel
y me desintegro en el piso
cual
cual
cuadro
de
Dalí.
REconocerte sin testigos.
Amanece
en el primer piso
tu canción asoma la nariz hacia la cama, me despierta,
el sol nos corta las venas.
Hemos visto el cielo,
podemos
ir
en
paz.
Marchen en paz dos ataúdes de amor intenso. Y un recuerdo, prendido a la floral corona del instante.
ResponderEliminarEsto es belleza. En cualquier lengua. En cualquier diccionario. En cualquier cuerpo. En cualquier sueño. En cualquier miedo.
ResponderEliminar